Desde la fundación de la República Popular China en 1949 hasta el inicio de la tregua diplomática en 2008, China y Taiwán han competido por el reconocimiento de los demás Estados. Este artículo analiza dos de los últimos episodios de esa disputa: Costa Rica y Nicaragua tras la vuelta al poder de Oscar Arias (2006) y Daniel Ortega (2007). Se han elegido estos casos por la sorpresa que causaron tanto el establecimiento de relaciones diplomáticas entre San José y Pekín en junio de 2007 como el mantenimiento del reconocimiento de Managua a Taipéi. Estas paradojas se explican porque Arias priorizó las oportunidades económicas y diplomáticas que le brindaba China, mientras que Ortega antepuso la cooperación al desarrollo y en este ámbito Taiwán se mostró como un socio más dispuesto que China.