Este trabajo es un estudio de caso en una perspectiva comparada. Analiza la posible evolución del proceso de democratización en Chile, que lleva a la inauguración de un orden de libertades, como ha ocurrido en los últimos doce años en una docena de países en Europa del sur, sudeste asiático y América Latina. En la primera parte se examinan los cambios ocurridos en el régimen autoritario desde 1983, debido a la crisis de la estrategia de legitimación por el rendimiento, que llevó a la creación -o al reconocimiento de su existencia- de múltiples espacios de libertad, con el consiguiente aumento de la complejidad del sistema político. En la segunda parte se describen las consecuencias de la contradicción existente entre la mayor complejidad adquirida por el subsistema político real y la rigidez del subsistema oficial, que se caracteriza por una alta centralización y personalización del poder y la autoridad, que no le permite actuar con eficacia política. El trabajo concluye planteando que la regulación sucesoria establecida en la Constitución de 1980 parece estar constituyéndose en un boomerang para el régimen, pues establece un plazo fijo que le pone término (1989) y convoca a una elección no competitiva de Presidente de la República que debiera ser libre, secreta e informada y que podría ser ganada por la oposición. Si esto fuese así, la transición en Chile bien pudiera ser una reforma en el procedimiento y una ruptura en el contenido democrático. Sin embargo, éste es un estudio probabilístico y no determinista, de tal manera que las opciones abiertas a los actores e instituciones son múltiples y encontradas.