El año 2006 estuvo marcado por la continuidad del crecimiento económico, por la creciente concentración de poder en el Poder Ejecutivo nacional y por la territorialización y faccionalización de los principales partidos políticos nacionales. Durante este año también emergieron tensiones económicas, partidarias, y sociales que llevaron al gobierno nacional a introducir modificaciones en el funcionamiento de la microeconomía, en la configuración de alianzas políticas para las elecciones generales de 2007 y en las relaciones internacionales. Estas nuevas políticas a su vez generaron una modificación en los patrones de organización y protesta sociales, rompiendo de ese modo con tendencias observadas en los años anteriores.