De la misma manera que el 2007, el año 2008 se caracterizó por grandes contrastes. Por un lado, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez logró grandes éxitos militares en su política de seguridad democrática, debilitando la estructura organizacional de las FARC y mejorando todos los indicadores agregados de violencia, con grandes avances en el drama de los secuestrados. Sin embargo, los escándalos por mal comportamiento de agentes del Estado cuestionan el compromiso “democrático” del gobierno. Los debates sobre una tercera reelección mantienen el ambiente de incertidumbre ante un posible tercer mandato.