La resolución del conflicto político alrededor de la ratificación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Centroamérica, y la República Dominicana (DRCAFTA ) representó una importante oportunidad política para Costa Rica en el 2008. No obstante, el gobierno no logró aprovechar la coyuntura para avanzar en problemas de fondo más allá de la Agenda de Implementación del Tratado. Su incapacidad de establecer un espacio de encuentro con la oposición, aunada a la debilidad de su mandato y a los obstáculos estructurales del sistema político, coartaron la posibilidad de construir consensos. En suma, la ausencia de una conducción estratégica hizo del año una oportunidad perdida para alcanzar logros políticos sustantivos.