El año 2008, el segundo de la “nueva” administración de Daniel Ortega, estuvo marcado por la polarización política, la constatación de que El Pacto entre Ortega y Alemán se mantenía a pesar de las declaraciones de los miembros del partido liberal y de la dificultad de que las políticas sociales implementadas por el gobierno se tradujeran en una mejora del nivel de vida de los ciudadanos más pobres. En dicho marco, Daniel Ortega mantuvo una notable continuidad con el año anterior tanto respecto a la política exterior como a la doméstica, destacando el incremento del poder de la Primera Dama que se convirtió en Ministro de la Presidencia. Finalmente cabe destacar la trascendencia que tuvieron las elecciones municipales celebradas el 9 de marzo.